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Terminos Biblicos

Explicaciones Breves de Algunos Términos Bíblicos

Asociados con el Evangelio del Agua y el Espíritu

  • 1. Rescate

    El precio pagado por la redención de una persona cautiva, propiedad en hipoteca o deuda; la actitud de resolver un problema con dinero. Usado de manera frecuente como la representación positiva de la redención (Ej.: Éxodo 21, 30, ‘precio de rescate’; Números 35, 31-32, Isaías 43, 3, ‘rescate’). En el Nuevo Testamento, Mateo 20, 28 Y Marcos 10, 45 se describe como la “gran multitud”. 

  • 2. Expiar, expiación

    El rito de pasar todo el pecado de los hombres a Jesús. En el Antiguo Testamento, la expiación era el paso del pecado al sacrificio por poner las manos en su cabeza. En el Nuevo Testamento, esto significa el bautismo de Jesús por Juan el Bautista. En hebreo y griego, esta palabra significa el paso de pecado a Jesucristo, por eso los pecadores pueden tener las relaciones justas con Dios. El Nuevo Testamento ilustra bien la ofrenda para la expiación: el bautismo de Jesús y Su muerte en la Cruz.
    En el Antiguo Testamento: La palabra ‘expiación’ es usada más o menos 100 veces en el Antiguo Testamento y es siempre expresado como (Ej., Levítico 23, 27; 25, 9, Números 5, 8) ‘kaphar’ en griego (normalmente escrito como ‘hacer una expiación’). 
    La expiación es la traducción de una palabra del hebreo que significa el paso del pecado al poner manos en la cabeza de un chivo vivo y confesar todas las iniquidades de los hijos de Israel (Levítico 16, 20).
    En el Nuevo Testamento: La expiación está relacionada con una palabra árabe ‘kpr’ que significa ‘para cubrir’. Esto significa el bautismo de redención de Jesús en el Nuevo Testamento. Jesús vino a este mundo y fue bautizado a los 30 años para cumplir la salvación de los hombres.

  • 3. La expiación bíblica

    A. En el Antiguo Testamento, la expiación fue normalmente usada a través del sacrificio de un animal. (Ej. Éxodo 30, 10; Levítico 1, 3-4; 4, 20-21; 16:6-22).
    B. En el Nuevo Testamento, el concepto del sacrificio de expiación del Antiguo Testamento fue mantenido, pero la redención de los hombres está relacionada con Jesucristo. El Apóstol Pablo dijo que Jesucristo murió por nuestro pecado (1 Corintios 15, 3). La palabra ‘expiación’ fue usada no solo para referirse a la muerte de Cristo para la expiación del pecado original, sino para quitar todo el pecado de los hombres. Y después del bautismo por el cual el pecado de los hombres fue pasado a Jesucristo (Mateo 3, 15), Él salvó al ser humano por Su sangre en la Cruz (Levítico 1, 1-5; Juan 19:30). 
    El Apóstol Pablo explica en 2 Corintios 5, 14 que ‘uno murió por todos’ y en el verso 21, ‘por nosotros’, en Gálatas 3, 13, ‘habiéndose hecho maldición por nosotros’. Entre los versículos del Nuevo Testamento que se refieren a Jesús como el Sacrificio (ej. Efesios 5, 2), está Juan 1, 29; 36 (‘Cordero’-Juan el bautista) y 1 Corintios 5, 7 (‘nuestra pascua’-el Apóstol Pablo).
    Pero Pablo especificó que el bautismo de Jesús en el Jordán fue la expiación de todos los pecados del mundo. Él explicó en Romanos 6 que todos los pecados de los hombres fueron pasados a Jesús a través del bautismo de Jesús por Juan el Bautista.
    Él continuó explicando que la crucifixión de Jesús fue el juicio y la compensación por el pecado, que el sacrificio de expiación fue ofrecido por las almas de los humanos.
    La muerte de Jesús no significa el sacrificio de expiación en el Antiguo Testamento. El poner las manos en el Antiguo Testamento y el bautismo de Jesús en el Nuevo Testamento están de acuerdo con la Ley de Dios (Isaías 53, 10, Mateo 3, 13-17, Hebreos 7, 1-10; 18, 1 Pedro 3, 21).
    El Nuevo Testamento no termina con el bautismo y la muerte de Jesús, pero continúa diciéndonos que el cumplimiento de la salvación es ser bautizado para vincularnos a Cristo y morirnos con Él (Romanos 6, 3-7, Gálatas 2, 19-20).
    Esto nos dice que Jesucristo fue bautizado por Juan el Bautista para quitar todos los pecados del mundo y que Él fue crucificado por consecuencia. Jesucristo, a través de Su bautismo y sangre, no sólo quitó el pecado de los hombres y toleró el dolor, sino también salvó a los hombres del poder de Satanás y les hizo volver al poder de Dios al aceptar el castigo en lugar del ser humano. 
    Entonces la redención de Jesús resolvió el problema del pecado que estaba bloqueando a los hombres para con Dios, después restaurando la paz y armonía entre los humanos y Dios, trayendo consigo la salvación, la reconciliación (Romanos 5, 11), la vida (Romanos 5, 17-18) y la redención (Mateo 3, 15, Juan 1, 29, Hebreos 10, 1-20, Efesio 1, 7, Colosenses 1, 14) al mismo tiempo.

  • 4. El Día de la Expiación

    En hebreo, esto significa el día de ‘cubrir’ o ‘armonía’. El día más importante para los judíos fue el Día de expiación en el décimo día del séptimo mes (Levítico 23, 27, 25, 9). Podemos ver en Levítico 16 que aun el sumo sacerdote no podía entrar al Lugar santísimo excepto por los ritos específicos.
    El propio Lugar Santísimo necesita la expiación, así como el pueblo de Israel; el sumo sacerdote tuvo que ofrecer el sacrificio a fin de quitar el pecado al poner sus manos en la cabeza del sacrificio. Los hijos de Israel pensaron sobre la santidad de Dios y su pecado en el Día de la Expiación.
    Entonces tanto como 15 ofrendas (incluyendo Azazel), 12 holocaustos y 3 ofrendas de expiación fueron puestas ante Dios (Levítico 16, 5-29, Números 29, 7-11). Si contamos ‘el otro cordero’ mencionado en Números 28, 8, hay 13 holocaustos y 4 ofrendas de expiación. 
    El día en que Israel expiaba los pecados del año era el décimo día del séptimo mes. Por la misma señal, el día de expiación para todo el mundo fue el día en que Jesús fue bautizado por Juan el Bautista. Este fue el Día de Expiación. Este fue el día en que Dios quitó todo el pecado del mundo (Mateo 3, 13-17). Este fue el Día de Expiación en el cual Dios “para que así…. Cumplamos toda justicia”.

  • 5. El sacrificio de expiación

    En el Antiguo Testamento: Tal como otros sacrificios, el sacrificio de consagración era ofrecido en el Tabernáculo. El sumo sacerdote se lavaba y se vestía con la túnica de lino consagrada en vez del traje formal para los ritos y seleccionaba un novillo para el sacrificio de expiación y como holocausto para él mismo y su familia (Levítico 16, 3-4). El sumo sacerdote ponía las manos en la cabeza de las ofrendas para quitar el pecado. 
    Poner las manos es una parte esencial del Día de la Expiación. Si esto no se realizara así, las ofrendas del sacrificio no se podrían llevar a cabo pues la expiación para el pecado no podía cumplirse sin poner las manos, por eso puede pasar los pecados anuales de Israel al sacrificio de expiación.
    En Levítico 16, 21 dice: “Y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto”.
    Después tomaba los dos machos cabríos, los presentaba delante del Señor a la entrada de la tienda de reunión, y echaba sobre ellos las suertes; uno era para el Señor y otro era un chivo expiatorio. 
    Uno para el Señor era ofrecido como el sacrificio de expiación y el chivo expiatorio era ofrecido vivo ante el Señor para expiar los pecados anuales del pueblo de Israel y después enviarlo al desierto (Levítico 16, 7-10).
    Los pecados de Israel tenían que pasarse al chivo expiatorio a través de poner las manos. Después el chivo expiatorio que tomó todos los pecados de Israel, era enviado al desierto para la paz entre los hombres y Dios. Entonces los pecados anuales de Israel eran eliminados.
    En el Nuevo Testamento: De la misma manera en el Nuevo Testamento, Jesucristo fue bautizado por Juan el Bautista (poner las manos del Antiguo Testamento) y quitó todos los pecados de los hombres como el chivo expiatorio para cumplir la salvación de Dios (Levítico 20, 22, Mateo 3, 15, Juan 1, 29, 36). 
    En el Antiguo Testamento, Aarón ofrecía el novillo del sacrificio por su propio pecado y hacía el rito de expiación por sí mismo y por su familia (Levítico 16, 11). Luego tomaba del altar de delante del Señor un incensario lleno de carbones encendidos y dos puñados de incienso aromático pulverizado para introducirlo todo detrás del Señor, de suerte que la nube de incienso cubriese la plancha de oro que estaba sobre las tablas del testimonio y así no muriera. Después tomaba parte de la sangre del novillo, rociará con el dedo el lado oriental de la plancha de oro y por delante hacía sobre ella siete aspersiones de sangre con el dedo (Levítico 16, 12-19).
    En Día de la Expiación, poner las manos de Aarón en la cabeza de la ofrenda no podía ser omitido. Aarón puso las manos en el chivo y pasó todos los pecados y todas las iniquidades de Israel a su cabeza. Después un hombre designado envió el chivo al desierto. El chivo expiatorio andaba vagando en el desierto con los pecados de Israel y moría por estos al fin. Esto fue el sacrificio de expiación en el Antiguo Testamento.
    Esto es lo mismo en el Nuevo Testamento excepto que fue Jesucristo, como un chivo expiatorio, quien quitó todos los pecados de los hombres a través de Su bautismo y sangró y murió en la Cruz por nosotros. 
    Por eso ahora, la salvación de todos los pecados no puede realizarse sin el bautismo y crucifixión del más alto sacerdote, Jesucristo. Este es el cumplimiento de la salvación de ser nacido de nuevo con agua y el Espíritu.

  • 6. Imposición de manos, la ordenación

    Esto es el proceso de pasar los pecados al animal ofrecido en el Antiguo Testamento (Levítico 4, 29, 16, 21). En los días del Antiguo Testamento, Dios permitió al pueblo expiar sus pecados al poner manos en la cabeza de una ofrenda adentro del Tabernáculo. Y esto revela el bautismo de Jesús para entrar en el Nuevo Testamento.

  • 7. Bautismo

    El bautismo significa 1) ser lavado 2) ser enterrado (ser sumergido) y en significado espiritual 3) pasar el pecado por poner manos, como está hecho en el Antiguo Testamento. 
    En el Nuevo Testamento, el bautismo de Jesús por Juan el Bautista fue para quitar todos los pecados de los hombres. ‘El bautismo de Jesús’ tiene el significado de llevarse los pecados del ser humano, para lavar con agua los pecados del mundo.
    Jesús fue bautizado por Juan el Bautista, el representante de todo ser humano y el sumo sacerdote en la tradición de Aarón, y se llevó todos los pecados del mundo por sí mismo. Este fue el propósito de Su bautismo.
    En la palabra ‘el Bautismo de Jesús’ se tiene un significado espiritual de ‘pasar, ser enterrado’. Esto significa que todos los pecados fueron pasados a Jesús y que Él fue juzgado en vez del ser humano. A fin de salvar al ser humano, Jesús tuvo que llevar los pecados de los hombres y morir por ellos. 
    Por eso su muerte es también nuestra muerte, la muerte de todos los pecadores del mundo, y Su resurrección es la resurrección de todo el mundo. Su sacrificio es la salvación de los pecadores y Su bautismo es el testimonio de lavar con agua todos los pecados del ser humano. 
    La Biblia nos dice que “El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva” (1 Pedro 3, 21). El bautismo de Jesús es la manera justa de salvar al ser humano a través de lavar con agua todos sus pecados.
    Jesús fue bautizado por Juan el Bautista, el representante de todo ser humano y el sumo sacerdote en la tradición de Aarón, y se llevó todos los pecados del mundo por sí mismo. Este fue el propósito de Su bautismo.

  • 8. Pecado

    Todas las cosas opuestas a Dios. Todos los pecados incluyendo el pecado original y las transgresiones que cometemos en toda nuestra vida.
    El pecado en griego es ‘hamartia.’ Y ‘pecar’ es ‘hamartano’ que significa ‘errar’, en otras palabras, confiar en Jesús, pero falta la capacidad de ser salvo. No saber ni confiar en la verdad es cometer el pecado de desobediencia y despreciar a Dios. 
    Si una persona no quiere cometer pecado ante Dios, tiene que entender las palabras de Dios correctamente y darse cuenta de la verdad, de que Jesús se hizo su Salvador.
    Debemos confiar en el bautismo de Jesús y Su Cruz por medio de las palabras de Dios. Es un pecado no aceptar la Palabra de Dios y desviarse de la Verdad y confiar en teorías falsas. 
    La Biblia nos dice que el pecado más grave, “el pecado que lleva a la muerte” (1 Juan 5, 16), es no creer que Dios eliminó los pecados del mundo. Debemos confiar en el nacimiento de Jesús, en que Él quitó el pecado del mundo por medio de Su bautismo, y en que Él nos dio vida con Su sangre derramada en la Cruz. Esto es un pecado si uno no confía en las palabras escritas que dicen que Jesús fue bautizado y murió en la Cruz y resucitó para hacernos libres de nuestros pecados.

  • 9. Contrición

    Cuando una persona que se ha alejado de Dios se da cuenta de sus pecados y da gracias a Jesús por haber quitado sus pecados y vuelve a Dios, esto se llama contrición. 
    Todas las personas son una masa de pecados. La contrición verdadera es admitir que somos pecadores ante Dios, que no podemos dejar de cometer pecados en toda nuestra vida e ir al infierno cuando morimos, que debemos recibir a Jesús y confiar en que Él vino a este mundo para salvar a los pecadores, que Él quitó todos los pecados (a través de Su bautismo) y murió y resucitó para salvarnos. La contrición verdadera es abandonar nuestros propios pensamientos y volver a Dios. (Hechos 2, 38). 
    La contrición es admitir nuestros pecados y volver a la Palabra de Dios, aceptar la salvación por el agua y la sangre con todo nuestro corazón. (1 Juan 5, 6).
    La contrición verdadera es considerarnos a nosotros mismos como pecadores completos y confiar en Jesús, el Hijo de Dios, como el Salvador que nos salvó de todos nuestros pecados. A fin de ser salvados y ser lavados de todo pecado, debemos dejar de tratar de lavarnos a través de nuestros propios esfuerzos y admitir que somos completamente pecadores ante Dios y Sus Leyes. Entonces debemos aceptar la verdad, la salvación por el agua y el Espíritu, la salvación que Jesús nos dio con Su bautismo y sangre.
    Un pecador tiene que abandonar sus propios pensamientos y voluntad y volver a Jesús completamente. Él va a ser salvado cuando empiece a confiar en que el bautismo de Jesús fue para quitar sus pecados.
    En otras palabras, confíe en el hecho de que el bautismo de Jesús, Su crucifixión, y Su resurrección fueron la manera de salvar a los pecadores. Jesús vino en persona y fue bautizado y fue crucificado para quitar todos los pecados del mundo. Tener la fe completa en todo esto y confiar en que Jesús resucitó para hacerse el Salvador de todos los que confían en Él es la contrición completa y la fe verdadera.

  • 10. Salvación

    La Salvación significa ‘ser salvado de morir ahogado.’ Una persona recibe salvación cuando admite que no puede escapar de ir al infierno por sus pecados y confía en que Jesús le salvó de todos sus pecados a través de Su nacimiento, bautismo y la sangre en la Cruz.
    Los que son limpios de pecados por confiar en la salvación de Jesús, el bautismo y la sangre de Jesús son llamados, ‘los salvados, los nacidos de nuevo, los justos.’
    Podemos usar la palabra ‘salvación’ para los que han sido salvados de todos sus pecados, incluyendo el pecado original y sus pecados diarios, por confiar en Jesús. Como una persona que estuvo a punto de morir ahogada es salvada, la persona que se ha ahogado por el pecado del mundo puede ser salvada por confiar en Jesús como su Salvador, por confiar en Su bautismo y sangre, por confiar en las palabras de la verdad espiritual.

  • 11. Ser nacido de nuevo

    Significa: ‘Ser nacido por segunda vez.’ Un pecador es nacido de nuevo cuando él es salvado espiritualmente por confiar en el bautismo de Jesús y en Su Cruz.
    Podemos nacer de nuevo espiritualmente si creemos en el bautismo y la sangre de Jesús. Los nacidos de nuevo son los que ya no tienen pecados y que “Y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan” (Hebreos 9, 28).

  • 12. La expiación de los pecados

    Este es un concepto importante que también se conoce como el perdón de los pecados. Los pecados son perdonados cuando somos limpios de todos los pecados una vez y para siempre a través del Evangelio del agua y el Espíritu. La fe en el Evangelio del agua y el Espíritu es confiar en la existencia de Jesús como el Hijo de Dios, Su descenso a este mundo en persona, Su bautismo y crucifixión para la salvación de las personas. 
    La redención que Jesús dio a las personas es a través de la fe en Su bautismo y sangre (como está escrito en el Antiguo Testamento) que Jesús mismo salvaría a todas las personas del pecado. La redención en la Biblia indica quitar los pecados por medio de la fe en el bautismo de Jesús y Su sangre. Todos los pecados fueron pasados a Jesús, entonces no hay ningún pecado en el corazón del ser humano.
    Podemos llamarnos a nosotros mismos los redimidos y los justos sólo después de pasar todos nuestros pecados a Jesús a través de Su bautismo.

  • 13. Jesucristo

    JESÚS: ‘El Salvador que salvó a todas las personas de sus pecados y el castigo del pecado.’ Jesús significa el Salvador, el que va a salvar a todas las personas de sus pecados.
    CRISTO: ‘El ungido’. Había tres papeles oficiales para los que fueron ungidos por Dios. Y Jesús cubrió todos estos. 
    1) los de un rey 
    2) los de un profeta
    3) los de un sacerdote
    Jesucristo hizo todo esto. Él hizo el trabajo de los tres. Debemos confiar en Jesús como el Rey, el Profeta, y el Sacerdote que nos enseñó acerca de la redención y la salvación, por eso le llamamos ‘Jesucristo’. El fue el sumo sacerdote que nos salvó de todos los pecados del mundo con Su bautismo y Su sangre.
    Entonces Él es el Rey de todos los que confían en Él. Y Él nos hace darnos cuenta de nuestros pecados cuando nos volvemos a Él. Él nos enseñó que somos pecadores desde el tiempo de nuestros antepasados, que como descendientes de pecadores fuimos nacidos pecadores y que por consecuencia estamos bajo el juicio de Dios. 
    Él también nos enseñó que estamos lavados de nuestros pecados por medio de Su bautismo y sangre. Él hizo todos estos trabajos para nosotros, los pecadores.

  • 14. La Ley de Dios (Los Diez Mandamientos)

    La esencia de todas las cosas que tenemos que cumplir ante Dios son los Diez Mandamientos, y hay 613 artículos con respecto a nuestra vida. Hay órdenes y prohibiciones tales como “Haz…esto” y “No hagas…esto”. Estas son las pautas que hay que cumplir, y los Mandamientos de Dios fueron dados a las personas para que ellas pudieran darse cuenta de sus pecados. A través de los mandamientos escritos de Dios, podemos darnos cuenta de cómo hemos desobedecido a Dios. (Romanos 3, 19-20).
    La razón por la cual Dios dio a las personas Sus Mandamientos es para que nos demos cuenta de nuestros pecados. No podemos cumplir de ninguna manera Sus Mandamientos, por eso debemos aceptar el hecho de que éramos pecadores antes de que confiáramos en Jesús. No debemos cometer el pecado de la soberbia por tratar de vivir por Sus mandamientos. Las personas son todas pecadoras y Dios sabe que ellas no pueden vivir de acuerdo con Su Ley. Por eso Él vino a este mundo en persona y fue bautizado y juzgado en la Cruz. Intentar vivir cumpliendo los mandamientos es el pecado de la arrogancia. No debemos hacerlo.
    Esto fue para mostrar cuán perfecta es la Ley de Dios, y cuán débil es el ser humano. Al mismo tiempo, la santidad y la perfección de Dios son reveladas en la Ley de Dios.

  • 15. El río Jordán en el que Jesús fue bautizado

    El río Jordán desemboca rápidamente en el Mar Muerto. La superficie del Mar Muerto está 400 metros por debajo del nivel el mar. Por tanto, el agua del Mar Muerto no puede ir a ningún sitio; está atrapada en el Mar Muerto.
    Los niveles de sal en el Mar Muerto son 10 veces superiores a los de cualquier otro mar, y por eso no hay ningún ser vivo en él. De ahí el nombre de Mar muerto. Jesús fue bautizado por Juan el Bautista en el río de la muerte (el río Jordán). Esto representa que todas las personas excepto los que no tengan pecado en su corazón se enfrentan a la condenación eterna para sus pecados al fin.
    Entonces el río Jordán es el río de lavar los pecados, el río en que los pecadores mueren. Este es el río de redención en que todos los pecados de las personas fueron lavados a través de Su bautismo, pasándose a Jesús.
    De ahí el nombre de Mar muerto. Jesús fue bautizado por Juan el Bautista en el río de la muerte (el río Jordán).

  • 16. Los Justos

    Aquellos que, creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu, han recibido la remisión de todos los pecados y llegan a estar sin pecado ante Dios son llamados justos. Romanos 4:7-8 dice, "Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el hombrea quien el Seńor jamás le tomará en cuenta su pecado." Los bienaventurados aquí se refiere a nadie más que a los justos que han recibido la remisión del pecado. Debido a que Dios es santo y justo, Él no aprueba a aquellos que tiene pecado en sus corazones como justos. Para ser perdonado de nuestras obras ilícitas y tener nuestros pecados cubiertos es llegar a estar sin pecado y a ser santo creyendo realmente en Jesucristo - esto es, creyendo que nosotros pasamos nuestros pecados a Jesús a través de Su bautismo, y que con Su muerte sobre la Cruz Jesús pagó vicariamente la deuda de nuestros pecados sobre la Cruz por nosotros.
    Debido a que Dios no puede mentir, Él nunca aprueba a aquellos que tiene pecado como justos. Al contrario, Él los condena y los arroja en el fuego del infierno. Para estar sin pecado ante Dios, debemos creer en nuestros corazones que todos nuestros pecados del pasado, presente y futuro fueron pasados a Jesús de una sola vez cuando Él fue bautizado por Juan el Bautista, y debemos cortar nuestros pecados de nuestros corazones. Como tal, los justos ante Dios se refiere a aquellos que están sin pecado en sus corazones creyendo en el bautismo de Jesús y en la Cruz. Si alguna gente aún tiene pecado en sus corazones aún cuando creen en Jesús y aún hacen sus oraciones de arrepentimiento, entonces tales personas son pecadoras, y no hijos de Dios.
    Dios no justifica a los malvados (Éxodo 23:7), porque Él no puede mentir. Por lo tanto, aquellos que dejan fuera el bautismo de Jesús y solo creen en la sangre de la Cruz nunca podrán ser justos.