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ስብከቶች፤

Tema 16: Evangelio de Juan

[Capítulo 8-4] Las Palabras de Jesús son todas ciertas (Juan 8, 13-19)

Las Palabras de Jesús son todas ciertas(Juan 8, 13-19)
«Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es verdadero. Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie. Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el que me envió, el Padre. Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí. Ellos le dijeron: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais».
 
 

La Palabra de Jesús es verdadera

 
Me gustaría continuar el sermón de la reunión de culto de esta mañana y compartir con ustedes los pasajes de Juan 8, 13-19.
Jesús le dijo a la mujer que fue sorprendida en el acto del adulterio: «Yo tampoco te condeno». En cuanto a que Jesús juzgase así, los fariseos no pensaron que Jesús hubiera realizado un buen juicio. Por tanto, los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es verdadero» (Juan 8, 13). Los fariseos le dijeron a Jesús: «Al dar Tu propio testimonio, dices que Tus Palabras son Verdad, pero ¿cómo puedes probar que lo que dices es verdad?».
Sin embargo, después de haber escrito algo en el suelo después de ver a la mujer sorprendida en el acto del adulterio, Jesús dijo: «El que esté sin pecado que tire la primera piedra». En ese momento ningún fariseo pudo contestar nada a las palabras de Jesús. Sin embargo, cuando los fariseos vieron a Jesús pensaron que estaba hablando como si fuera Dios, y por eso le consideraron engreído. Pero Jesús les dijo: «Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie».
 
 

El juicio del Señor y Su Palabra son todo en todo en la Verdad

 
Jesús dijo: «Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero». Esto se debe a que no está solo sino que está con Dios Padre que le envió. El hecho es que, como Jesús es Dios en esencia, lo que dice y los juicios que realiza nunca son incorrectos. Además no está solo sino que está trabajando junto con Dios Padre. Como está escrito en la ley de los fariseos, el testimonio de dos hombres es cierto, y por eso Jesús dijo: «Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí». Por tanto, lo que Jesús, que es Dios, dijo y el juicio que hizo era todo verdad. ¿Por qué? Todo era verdad porque Jesús no estaba solo sino que estaba con Su Padre. Entonces los fariseos dijeron: «¿Dónde esta Tu Padre?». A eso Jesús contestó: «Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais». Esto significa que el juicio de Jesús siempre es correcto.
Jesús personalmente mostró que Su juicio es cierto incluso durante el juicio de la mujer que había sido sorprendida en el acto del adulterio. En ese momento, Jesús dijo que no podía condenar a la mujer. ¿Por qué? Porque Jesús había tomado los pecados de esa mujer para siempre ya que había cargado con todos los pecados de este mundo para siempre al recibir el bautismo de Juan el Bautismo y porque iba a recibir el castigo por su pecado en la Cruz en el futuro. Como ella aceptó el hecho de que era una pecadora, sabía que tenía que ser juzgada por sus pecados, y por tanto estaba esperando recibir la verdadera salvación de Jesucristo, que es Dios. Por tanto, desde el punto de vista de Jesucristo, que es Dios, el espíritu de esta mujer merecía recibir la salvación de los pecados. Jesús dijo: «Yo tampoco te condeno» porque había borrado todos los pecados de los que cometen pecados así al venir al mundo.
¿Fue este un error en el juicio de Jesús? No. Jesús proclamó que no podía decir que la mujer tenía pecados porque Él había cargado con todos sus pecados en Su cuerpo al ser bautizado. En conclusión, como Jesús está con Dios Padre, todo lo que dice es la Verdad y Su juicio es correcto. Entre las Palabras que dijo Jesús, que es Dios, ¿hay una sola Palabra que no sea la Verdad? Como todas Sus Palabras son la Verdad, Sus Palabras son ciertas. Las Palabras de Jesús son verdaderas porque son la Palabra de Dios.
 
 
Entonces, ¿cómo son las cosas de las que hablan los siervos de Dios hoy en día?
 
Podemos recapacitar sobre estas cosas. Como yo tengo carne, desde una perspectiva carnal, soy demasiado débil. Sin embargo, aunque soy exactamente igual que los que no han nacido de nuevo desde una perspectiva carnal, creo en la Palabra de Dios escrita, y tengo el Espíritu Santo dentro de mi corazón. Por supuesto, el Espíritu Santo también está dentro de ustedes si creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. Pero, en cuanto a la obra de Dios que la Iglesia de Dios tiene que hacer, tengo que tenerlo todo en cuenta. Después de recapacitar en profundidad, tengo que tomar una decisión. Por eso, animo a los obreros y a los santos por fe. Entonces, basándome en la Palabra de Dios, ordeno o reprendo a mis hermanos obreros, diciendo: «Hagan esto así, y eso de la otra manera» y «Deben vivir por fe. Deben vivir por la fe de creer en el Evangelio del agua y el Espíritu». Debo juzgar lo que es correcto y lo que es incorrecto.
Pero puede haber personas que no tienen confianza en el juicio que he hecho. No soy Jesús, pero como todas las Palabras de Jesús son verdaderas, los siervos y los santos de Dios deben seguirme por fe al creer que yo decido sobre ciertos asuntos según la Palabra de Jesús y el Espíritu Santo que vive en mí. Esto significa que los siervos de Dios deciden lo que es más correcto según la Palabra de Dios. Esto se debe a que Dios obra mediante Sus siervos.
Es difícil para la gente creer en las palabras de un ser humano de cualquier manera. Cuando digo ciertas cosas como hombre, a veces ni yo puedo confiar en mis propias palabras. Sin embargo, ustedes deben tener confianza en un siervo de Dios si les guías al tener fe en la Palabra de Dios.
¿Tendrían ustedes alguna razón para no creer en sus líderes espirituales? Lo que les estoy diciendo es que las cosas que les digo al pueblo de Dios, incluyendo a los trabajadores del ministerio, al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu se hacen según la voluntad de Dios. Esto se debe a que, aunque parezca que yo soy el que tomo las decisiones, en realidad no solo es mi decisión sino la del Espíritu Santo. Por tanto, la razón por la que creemos en las palabras de los siervos de Dios, es decir los predecesores de fe en la Iglesia que están guiando a la Iglesia de Dios, es que siguen al Espíritu Santo que está en sus corazones, y no porque sean perfectos desde una perspectiva humana. Los líderes de la Iglesia de Dios deben realizar un juicio cuando se presentan ciertas circunstancias. Incluso cuando les hablo, primero pienso en la voluntad de Dios en mi conciencia de fe y les digo que la Iglesia de Dios debe moverse en una dirección determinada. Por eso, como el Espíritu Santo también está en sus corazones, ustedes pueden obedecerme, no al escuchar mis palabras como si solo fueran humanas. Hacen esto porque el Espíritu Santo está en sus corazones y porque los siervos de Dios no tienen deseos egoístas personales. Por eso puede decir que vale la pena creer.
No les estoy diciendo: «Por favor, crean en mí». No les estoy diciendo que yo tengo razón, sino que le estoy diciendo que deben confiar en mí porque la Palabra de Dios que les predico es la Verdad. No puedo dar sermones recogiendo pasajes de las Escrituras, un poco de aquí y un poco de allá, para establecer mi lógica. Si lo hiciese así, sus mentes estarían ocupadas buscando los pasajes de las Escrituras. Así que leo el pasaje principal primero y después predico la voluntad de Dios tan claramente como sea posible centrándome en ese pasaje. Lo importante es que la audiencia del sermón entienda la voluntad de Dios a través de la Palabra de Dios y crean en ella, y no hay razón por la que una persona no crea en las palabras del predicador que habla de la Palabra haciéndola más fácil de entender.
Han pasado 15 años desde que nos conocimos. Ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero he estado explicando mis sermones sin cesar y sin dudar, para cumplir la voluntad de Dios. No digo lo que pienso, sino que les hablo de la Palabra de Dios y su significado. Al seguir la Palabra de Dios, podemos ver que es la Verdad. Pero hay demasiadas personas que no creen en ella, incluso entre los cristianos.
Puede parecer que les esté pidiendo que crean en mí buscando en los pasajes de las Escrituras, pero ¿para qué necesito pedirles que crean en mí? No hay necesidad de pedirles que crean en mí. Pedirles que crean en mí es comportarme como un estafador. No les pido que crean en mí, sino que les estoy predicando el hecho de que lo que Jesús dice es cierto.
Jesús dice que Su juicio no es incorrecto. ¿Por qué? Porque Dios Padre está con Jesús. Tanto Dios Padre como Jesús piensan juntos y juzgan junto, así que ¿cómo va a ser ese juicio incorrecto? Pero los fariseos no sabían que Jesús era el Hijo de Dios y la encarnación de la Verdad; no sabían quién era Jesús o Su Padre; no sabían que Dios Padre es el Padre de Jesús. Por lo tanto empezaron una discusión con Jesús aunque Él decía la Verdad.
Nunca podemos decir que la obra de que Jesús viniese a este mundo y salvase a la humanidad por el Evangelio del agua y el Espíritu sea incorrecta. Entonces vale la pena creer las palabras de los obreros de Dios, que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu y siguen la voluntad de Dios. Por lo menos no hay razón por la que no puedan creer en los trabajadores del ministerio que les predican la Palabra de Dios de esta manera. Se les puede creer al 100%. Si yo les hubiese enseñado lo que pasará en el futuro y por qué tipo de fe deben vivir los santos según el Libro del Apocalipsis, entonces tendrían que creerme al 100%. Esto se debe esas son las Palabras de Dios, no mis palabras. Por eso digo que vale la pena creerles al 100%.
 
 
Si un trabajador del ministerio habla de la Verdad de Dios, es la Verdad infalible
 
Durante los 15 años que nos conocemos he predicado el Evangelio del agua y el Espíritu y les he dado sermones sobre qué es la verdadera fe y qué tipo de vida debe vivir un justo nacido de nuevo. Pero nunca he pedido que se me corrigiera lo que he estado predicando porque hasta ahora nunca he dicho nada incorrecto. La Palabra que les he predicado no ha salido de mis propios pensamientos, sino que es la Palabra de Verdad que Dios me ha dado a través del Espíritu Santo que vive dentro de mí. «Para Dios Padre, Jesús es Su Hijo, pero es dios que creó el universo y es nuestro Salvador. Jesús nos ha salvado mediante el Evangelio del agua y el Espíritu. Así, al creer en esto no tenemos pecados. Los que creen no tienen pecados pero los que no creen sí que tienen pecados. La gente debe creer que Jesucristo es el Creador del universo». Hasta ahora he estado diciendo todas estas cosas concretas. Además he estado hablando en profundidad acerca del pecado, de la justicia y del juicio del que habló Jesús (Juan 16, 8).
 
 

Jesús dijo que aunque dé testimonio de Sí mismo, su testimonio es cierto

 
Pero la gente que no ha nacido de nuevo, incluyendo los fariseos, no sabían de dónde venía Jesús y dónde iba. Lo sabemos. Sabemos que Jesús vino de Dios Padre a esta tierra, y borró nuestros pecados completamente por el Evangelio del agua y el Espíritu. Entonces volvió a Dios Padre y nosotros creemos en Él.
Sin embargo, la gente que no ha nacido de nuevo no conoce esta Verdad. La gente que no ha nacido de nuevo no cree en lo que dicen los siervos de Dios. Por supuesto los siervos de Dios son débiles en ciertos aspectos, pero aún así como Dios los agarra fuerte y les ha enseñado Su voluntad, cuando están enseñando las Palabras de la Biblia, el Espíritu Santo les enseña el significado de la Palabra de Dios primero a ellos y después hace que den testimonio de la Verdad con sus labios. De la misma manera en que Dios Padre reside en Su siervos como el Espíritu Santo, yo también tengo al Espíritu Santo. Asimismo tengo la Palabra de Dios en mi mano siempre. Como estudié teología antes de nacer de nuevo, cuando conocí el Evangelio del agua y el Espíritu me di cuenta del tipo de falacias teológicas en las que están cayendo los cristianos y de lo incorrecta que es su fe. Además el Señor me ha enseñado lo que dice la Biblia. Por eso a través del Espíritu Santo, pude entender lo que la Palabra de Dios está diciendo así como qué dicen las afirmaciones absurdas de los cristianos que no han nacido de nuevo. A través del Espíritu Santo, no solo yo, sino también los nacidos de nuevo también, podemos entender qué significa esta Palabra escrita de Verdad.
Hasta ahora hemos predicado la Palabra de Dios de Verdad al tener fe en el Evangelio del agua y el Espíritu. Hemos publicado un gran número de libros. Ahora, cualquiera puede recibir y leer estos libros que he escrito en formato electrónico en nuestra página Web. Un gran número de teólogos y ministros de todo el mundo han leído mis libros. Pero no hay nadie que indique qué parte de mis escritos es incorrecta. No pueden. Como el que habla dentro de mí es el Espíritu Santo, puedo decir que las palabras que predico son la Verdad.
De la misma manera en que el juicio que hizo Jesús a la mujer era correcto, Su juicio siempre era correcto. No hay razón por la que una persona no debería creer en las Palabras de Jesús, y no hay razón por la que no se debería creer en las palabras sobre la Verdad de que la que los siervos de Dios hablan hoy en día. La gente que no ha nacido de nuevo de verdad no lo sabe, pero los que han nacido de nuevo conocen la voluntad de Dios.
Cuando predico la Palabra, primero creo que la Palabra de Dios y con esa fe la predico. Creo en la Palabra de Dios sin dudarlo. Entonces la Palabra de Dios se cumple sin falta. La gente suele interpretar las Escrituras de cierta manera, y después la cambian, y lo que es peor es que lo hacen constantemente. Montan mucha conmoción y se refieren al Libro del Apocalipsis. Como dicen tantas mentiras con la teoría de la pretribulación, y la postribulación, y cosas de ese tipo, yo no podía quedarme de brazos cruzados, así que escribí un par de libros de sermones sobre el Libro del Apocalipsis. He dado muchos sermones sobre pasajes del Libro del Apocalipsis, pero en estos libros de sermones del Libro del Apocalipsis, les he predicado la Palabra exponiendo un pasaje después de otro como un libro de comentario de la Biblia. ¿Por qué? Porque tenía que explicar los pasajes de las Escrituras uno por uno, ya que la gente se encontraba en tal caos. Por eso mis libros de sermones sobre el Libro del Apocalipsis se publicaron en dos volúmenes, y así es como comparto la Palabra con el mundo entero.
¿Es la Verdad la teoría de la pretribulación? La teoría de la pretribulación no es la Verdad en absoluto. La mayoría de los cristianos dicen que antes de que ocurra la tribulación todos irán al Cielo, pero esto no es cierto. Es un fraude. Es una mentira. La Biblia dice que los santos nacidos de nuevo sufrirán la tribulación junto con los pecadores, y pasarán por muchas dificultades y por persecuciones en el mundo. Lo único es que los justos que crean en el Evangelio del agua y el Espíritu podrán resistir la tribulación y no traicionarán su fe porque tienen al Espíritu Santo en sus corazones y porque las fuerzas para ser pacientes y soportar las dificultades viene del Señor. Pero la gente justa no irá al Cielo antes de pasar por la tribulación solo porque hayan nacido de nuevo.
Sin embargo, hay un pasaje que dice que Dios guardará a los que hayan cumplido el mandamiento de Dios desde la hora de las dificultades (Apocalipsis 3, 10). Quizás el señor podría llevarse a los que guarden su fe antes de las tribulaciones más graves. Pero la verdad es que la teoría de la pretribulación de la que habla la gente en general es falsa.
La teoría de la pretribulación fue formulada por primera vez por un teólogo americano, y es una mentira que no tiene fundamento bíblico. En el prólogo de mi libro sobre el Apocalipsis, escribí con mucha sinceridad: «La mayoría de los cristianos del mundo ahora creen en la teoría de la pretribulación desarrollada por el doctor fulanito en América, pero es falsa. ¿Qué dice la Biblia? Me gustaría hablar de lo que dice el Libro del Apocalipsis exactamente. El rapto no ocurre antes de la tribulación. Desde de la mitad de la tribulación o al final de la misma, el Señor puede volver en cualquier momento y se nos llevará. En cuanto a las personas que se queden en la tierra, sufrirá la ira de las siete copas que traerán desastres horribles. Después llegará el Reino Milenario y todos los justos vivirán allí como reyes durante mil años. Después de esos mil años, entrarán en el Reino de los Cielos que durará toda la eternidad, y viviremos para siempre».
De la misma manera que Jesús dijo que es la Verdad, Jesús les dio este poder que sale de la Verdad a los siervos de Dios en este mundo. En la última parte del Evangelio de Juan, Jesús dice: «A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos» (Juan 20, 23). Como Dios le había dado las llaves del Reino de los Cielos a Pedro, a nosotros nos ha dado el Evangelio del agua y el Espíritu. La única llave que nos permite entrar en el Reino de los Cielos es el Evangelio del agua y el Espíritu. Si predicamos el Evangelio del agua y el Espíritu y la gente cree en él, esas personas pueden recibir la remisión de los pecados, pero si no lo predicamos, esas personas no podrán ir al Cielo porque no podrán creer en él. En otras palabras, no podrán recibir la remisión de los pecados. Si no predicamos el Evangelio del agua y el Espíritu a todo el mundo, no podrán escuchar el Evangelio del agua y el Espíritu.
Si uno que se llama a sí mismo siervo de Dios no predica el Evangelio del agua y el Espíritu, la gente de su alrededor no podrá recibir la remisión de los pecados. Incluso en nuestra iglesia había un hombre que predicaba el Evangelio del agua y el Espíritu como si fuese un conocimiento sin creer en él. A la gente así la distingue su carácter legalista. Pueden parecer tiranos para los débiles, pero ante los fuertes son muy serviciales. No pueden evitar acabar dejando la Iglesia de Dios cuando reconocen que ya no tienen poder en Su Iglesia.
Sin embargo, digo lo que dice la Biblia. Como les doy enseñanzas basadas en la Palabra de la Verdad, y como primero yo creo en ella, no hay razón por la que no deban creer lo que les digo. Incluso ahora, deben saber cómo cambiará el mundo en el futuro a través de mis enseñanzas. Si no supiese estas cosas, ¿cómo podría ser un profeta y cómo podrían llamarme siervo de Dios?
Cuando tengo una conversación con una persona, puede ver su futuro hasta cierto punto. No soy adivino, pero como soy siervo de Dios, cuando conozco a alguien y hablo con esas personas, puedo decirles si esa persona recibirá las bendiciones de Dios. Cualquiera que siga a la Iglesia de Dios recibirá bendiciones abundantes de Dios y viceversa. Con tan solo tener una conversación corta, puedo averiguar mucho sobre la fe de la persona con la que hablo. Así que, cuando hablo con alguien y empiezo a conocer el estado del corazón de esa persona, puedo predecir: «En el futuro será así. En diez años será una persona así y en tanto tiempo será de esta manera». En realidad no estoy diciendo que tenga presentimientos, sino que puedo averiguar estas cosas porque creo en la Palabra de Dios.
Por eso digo estas cosas con fe. Cuando los siervos de Dios creen en la Palabra de Dios y la predican por fe, lo que predican es también una profecía. Estoy diciendo que las palabras de los siervos de Dios son de la Verdad. Pero como la gente no tiene la fe de creer en la Palabra de Dios no puede creer en las palabras de los siervos de Dios, y por eso sufren mucho en cuerpo y espíritu. Como no pueden seguir a la iglesia, se destruyen a sí mismos. En conclusión, si una persona no puede creer en las palabras de un siervo de Dios, esa persona no puede creer en las Escrituras.
Estrictamente hablando, como los siervos de Dios tienen al Espíritu de Dios en sus corazones, siguen diciéndoles la Verdad con confianza. Por esta razón, si alguien no puede creer en un siervo de Dios, esa persona no puede creer en Dios tampoco. Algunas personas piensan que pueden leer las Escrituras en privado por su cuenta y que no necesitan ir a la Iglesia. Pero Dios no permite que estas personas hagan Su obra y no les permite entender la Palabra, ya que no están siguiendo el corazón de Dios. Una persona llega a entender la Palabra solo cuando Dios permite que la entienda. Solo por leer la Palabra de Dios no significa que se entiendan. Nunca es así.
Como Dios nos ha utilizado para hacer Su obra, podemos percibir la voluntad de Dios y seguirla. Percibimos el mundo actual correctamente, predecimos el futuro, y el futuro de la gente, no porque seamos inteligentes o porque tengamos algún poder de adivinación. Podemos predicar la Palabra de Dios y hacemos Su obra, no porque tengamos un poder personas, sino porque estas bendiciones nos las ha dado el Espíritu Santo y gracias a nuestra fe en la Palabra de Dios de la Verdad. En conclusión, la fe de muchas personas es incorrecta porque no puede creer en la Palabra de Dios y en los siervos de Dios. En realidad no tiene ningún sentido decirles a los demás: «Mis Palabras son la verdad, y son ciertas. Así que debéis creer en mis palabras». Ustedes saben que decir estas palabras es una falta de cortesía. Sin embargo, Jesús nos lo dijo. Como Jesús dijo que Sus Palabras eran correctas, que Sus juicios son justos, y que son la Verdad recta, nos convertimos en siervos de Dios al creer en el Señor. Ahora espero que todos se conviertan en siervos de Dios al creer en la Palabra.
¿Creen que quiero conseguir algo de ustedes? ¿Creen que digo esto para convertirles en mis esclavos y utilizarles para mi propio bien? Lo que el Señor dice es la Verdad, y todo lo que los siervos de Dios proclaman al creer en la Palabra del Señor es la Verdad también. Nunca son cosas incorrectas.
La gente que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu debe soportar todas las dificultades y mantener su fe. Hay un dicho que dice: «Sin dolor no se consigue nada», y de la misma manera todo el sufrimiento que pasamos ahora no es nada si lo comparamos con la gloria que se nos revelará (Romanos 8, 18). Es cierto que estamos cansados física y mentalmente, pero si guardamos nuestros corazones con la Palabra, seremos fuertes espiritualmente. Aunque estemos cansados, si aguantamos y seguimos siendo fuertes espiritualmente, el Señor nos dará más fuerzas y refrescará nuestros corazones. Además, aunque nadie pueda reconfortarles, el Espíritu Santo que está dentro de sus corazones les confortará y les dará fuerzas.
Cuando nos aferramos a la Palabra de Dios, no sentimos alivio gracias a cualquier persona, sino que es Dios quien nos conforta con Su Palabra. Esto significa que recibiremos la paz y las bendiciones que Dios nos da, no la paz y las bendiciones de otra persona. Durante mi ministerio he experimentado esa sensación muchas veces. He llegado hasta aquí porque cuando me cansaba, cuando no podía aguantar más, el Señor me dio fuerzas. Creo que Dios hará con ustedes las mismas cosas que ha hecho conmigo. Dios lo hará seguro.
Se cansan sirviendo al Señor, y a veces, parece que vayan a desfallecer desde una perspectiva carnal. Pero la verdad es que nunca desfallecemos. Debemos seguir viviendo teniendo en cuenta que no estamos solos, sino que caminamos con el Señor, y que el Espíritu Santo está dentro de nuestros corazones, y el Señor está con nosotros siempre. Quiero predicar el Evangelio del agua y el Espíritu rápidamente y entonces ir al Señor.
¿No sería magnífico que el Señor volviese pronto? En el futuro ocurrirán cosas horribles en este mundo que no querrán ni ver con sus propios ojos. Como yo he predicado la Palabra de Dios acerca de estos desastres, no necesito decir nada más ahora. Si se cuentan historias terroríficas continuamente, la gente se siente apesadumbrada, pero debemos recordar que estas cosas van a ocurrir pronto. Como podemos ver estas calamidades que se acercan al mundo, estoy diciendo que debemos servir al Evangelio para no tener que arrepentirnos de no haberlo hecho.
«(Para sí mismo) Podría haber sacado más… Podría haber hecho más… Si tan solo… No lo sé, si tan solo… Podría haber hecho más… Si hubiera tenido más dinero… Malgasté tanto dinero, no tiene ni idea… Si tan solo… Este coche. Goeth lo habría comprado. ¿Por qué me quedé con el coche? Diez personas aquí, podría haber sacado a diez personas. (mirando a su alrededor) Esta insignia—Dos personas. Esto es oro. Dos personas más. Me habrían dado dos por esto. Por lo menos una. Me habría dado una. Una más. Una persona más. Una persona, Stern. Por eso. Una más. Podría haber sacado una más pero no lo hice». (Extracto en inglés de http://www.imsdb.com/scripts/Schindler’s-List.html).
Estas son las palabras que el señor Schindler dijo en la película La Lista de Schindler mientras miraba el anillo presentado por los judíos, y sintiendo no haber podido salvar a más judíos por no haber vendido todas sus pertenencias. Estaba comprando a judíos y haciéndolos trabajar en las fábricas de munición para que no muriesen en las cámaras de gas. Por eso cuando la guerra acabó dijo esas palabras mientras miraba sus posesiones, como su coche, una insignia y algo de oro. Creo que esta película es espiritual.
En realidad debemos hacer la obra del Evangelio diligentemente por fe ahora que podemos hacerla. Si no podemos trabajar, aunque se acerque la hora del Reino del Señor con la llegada de las calamidades y la tribulación, así como de las guerras, ¿qué haremos entonces? No se arrepentirían diciendo: «Debería haber hecho esto entonces. Aunque las circunstancias eran tan difíciles, debería haber hecho más por el Señor»?
Todos estamos predicando el Evangelio del agua y el Espíritu bien. No sé cuánto nos queda para hacer este trabajo, pero hasta ahora lo hemos estado haciendo bien. Espero que vayamos a ver al Señor después de haber hecho esta obra bien como siervos fieles que han recibido intereses con los talentos que se les dieron.